19.10.07

MAS SOBRE LA SENSACION DE INSEGURIDAD


El Joven "K" se sentía más seguro entre militares


Hoy el país se desayunó con la noticia del asesinato de tres policías de la Provincia de Buenos Aires, acribillados por causas que se investigan y tal vez nunca se descubran. Y van ....

Y claro, el Primer Primate no se hizo esperar y salió a despotricar contra la vieja Argentina (pobre vieja...), asegurando que "no es casualidad" lo que ocurrió en La Plata a tan pocos días de las elecciones. "Tratan de generar cualquier tipo de situación, cualquier situación turbia", despotricó en mal español al no indicar el sujeto de semejante predicado.

El muy palurdo, lejos de dolerse por las muertes y ofrecer su ayuda a las viudas y huérfanos de estos servidores, aprovechó la circunstancia con miras electoraleras, es decir no les pagó el entierro, pero ya está pensando en las urnas: "Este hecho realmente nos conmociona y nos genera muchísimas incertidumbres... (¿electorales?) No es casualidad que cuando vamos llegando a una definición electoral aparezcan cosas que definitivamente queremos dejar atrás. Hay muchos sectores e intereses que indudablemente fueron tocados en esta etapa y se fue terminando la impunidad". Doña Rosa, que oyó el discurso, se quedó pensativa, y no podía dejar de repetirse que por lo visto si tres policías en ejercicio de su función y de guardia pueden ser tan fácilmente acribillados, la impunidad no se ha terminado tanto.

El Pingüino emperador definió el triple crimen de los policías, a quienes mencionó como "servidores argentinos", como de un "salvajismo absoluto", que se cometió de la "forma más inhumana, cruel y bestial que se puede hacer". Un atento observador, que prefirió guardar el anonimato se preguntó no sin malicia, cómo podía ser que a tan pocas horas del hecho y sin haberse hecho todavía las pericias, el presidente conociera cómo se había perpetrado el crimen. Un circunstante, de los pocos que todavía no perdieron la memoria recordó el rito de “desarme” con el que los jóvenes idealistas, de los que el entonces joven K no era más que un che pibe, se iniciaban en las organizaciones estudiantiles (ERP, Montoneros, etc.). Y claro, se comprende entonces que el Presidente de visión estrábica conozca íntimamente el modus operandi delictivo.

El pichón de Chávez continuó su espasmódico discurso vinculando el hecho “con la política que llevamos adelante en materia de derechos humanos". Cualquier hijo de vecino diría que eso es muy probable, en tanto los únicos derechos humanos que interesan son los de los jóvenes idealistas y sus malas madres y abuelas, los de los policías, que caen como moscas cotidianamente, poco importan.

En un ataque de dislexia, acusó como probables autores del hecho a "sectores minoritarios que no los tenemos bien identificados" (quedó claro Mr. K, tómese dos de la pastillita verde) a la vez que cargó contra "sectores retirados que atacan al gobierno porque dicen que tenemos ideales extraños, que son los de la nacionalidad, la argentinidad, justicia social, equidad y la no impunidad a los asesinos".

Dijo que "hay algunos que quieren volver a la vieja Argentina, que no quieren ser juzgados, que quieren seguir manteniendo nichos mafiosos y seguir teniendo cuevas del delito" y ya babeante remató: "hablan contra la inseguridad y han mentido hasta en sus propios títulos que no tenían". Entre los presentes no había certeza acerca de si se refería al fallido Ing. Blumberg o a su propia esposa, cuyo título de abogada no aparece por ninguna parte.

Kirchner se refirió también a las fuerzas de seguridad, a quienes "le hicieron mucho daño desde hace 30 años tratando de inducirla, tratando de hacer cosas que no debieron hacer", tampoco había unanimidad en el auditorio, respecto de si se refería al ex comisario Etchecolatz o si hablaba del gran León de Armenia que nada tiene que ver con el famoso león de Lewis, y que funge hace ya demasiado tiempo en los despachos provinciales de in-seguridad, temido por los uniformados y adorado por los delincuentes. Este último, que no se destaca por madrugador, visto que llegó al lugar del hecho a eso de las 11:15 de la mañana, para sentenciar, erigiéndose en vernáculo Sherlock Holmes, que se trató de una venganza o un acto de terror para instalar un clima de inestabilidad”. Se dice que uno de sus ayudantes, perdida toda circunspección, no pudo evitar echar una carcajada al pasar por su mente la analogía entre la gaffe del Ministro y los continuos errores del Servicio Meteorológico Nacional.

Todo en la mente de estos irreductibles setentistas tiene que ver con rebrotes de la violenta dictadura. Ni por un momento se les ocurre pensar (y si lo pensaran, no lo dirían) que puede ser su propia inoperancia la causante de tanta inseguridad. La desgracia de los tres policías podrá ser un hecho de implicancias políticas, no lo sabemos, pero lo cierto es que el país vive una sensación de inseguridad, para usar el giro acuñado por el ministro del ramo (ramo verde oliva). Lo cierto es que si tenemos en cuenta los desdibujados datos del INDEC K, la inseguridad en la Argentina, arroja cifras espeluznantes. Veamos:

En 2003, siempre según el INDEC, se cometieron 1.270.725 delitos. De ellos 148.731 fueron delitos contra las personas, (2876 homicidios dolosos, 9961 contra la integridad sexual), 856.710 contra la propiedad, 121.713 contra la libertad, 24.239 contra el Estado y la comunidad y 15.378 contra la ley de estupefacientes, entre otros. La tasa de delincuencia de ese año fue de 350,4 por cada mil habitantes.

En 2005 la cosa no cambió mucho, y se cometieron 1.206.946 delitos, aunque, si el criterio de medición sigue al usado para medir la inflación, los datos pueden no ser confiables. De esos, 2115 homicidios dolosos, 10.005 contra la integridad sexual, 739.250 contra la propiedad, 134.660 contra la libertad, 26.228 contra el Estado y la comunidad y 22.378 contra la ley de estupefacientes, entre otros. Siendo la tasa de delincuencia de 343 por cada mil habitantes.

Pero hay más:

En 2003, de 2.876 homicidios dolosos cometidos, la justicia resolvió en ese mismo año, 1.101 condenas. A ese ritmo, es lógico que la calle esté llena de homicidas. Téngase en cuenta que ése es el número de las sentencias “condenatorias”. Si el Sr. Juez Zaffaroni, que integra la Corte Suprema de Justicia, y se supone debería ser un modelo de juez, eximió de toda culpa y cargo a un degenerado porque abusó de una menor “a oscuras”, lo que según él reducía el impacto sobre la niña...imaginémonos entonces cuantas más sentencias absolutorias se deben estar dictando.

Si tomamos como referencia los años 2003 y 2005 reseñados, tenemos que hubo, en promedio, 2.495,50 homicidios anuales. Por ello el período 2001/2007 se lleva un total de 17.465 vidas.

Si hacemos una retrospectiva conservadora, ya que el Indec no publica índices anteriores al 2001, y tomamos índices para los períodos 1983/2000 un 50% inferiores al promedio 2003/2005, el promedio 1983/2000 sería de 1.247,75, con lo que ese período se cobró en este ejercicio imaginario 16.220,75 vidas.

En consecuencia tenemos que desde el reinicio de la era democrática, ha habido más de 33.685,75 muertes por homicidios dolosos. Tres mil y pico de muertes más que las que nos tienen los oídos llenos desde hace casi treinta años.

Obviamente se trata tan sólo de una “sensación” de inseguridad, como cuando el gas falta en los hogares y el viento nos hace creer que hace frío, cuando en realidad el termómetro sólo marca 2 grados. Parece que a K esta nueva ola de inseguridad, le rompió el termómetro.

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