9.11.07

BEATIFICACION DE CEFERINO NAMUNCURÁ BURGOS


Juan Olmedo, como gran deshacedor de mitos que es, ha escrito en Panorama Católico un artículo en el que se anticipa a la beatificación de nuestro Ceferino Namuncurá, cuya cueva de eremita conocí en las sierras de Olavarría. Recomiendo la lectura de ese artículo al que sólo me gustaría agregar, como comentario, que la beatificación del hijo de una cautiva cristiana y un cacique araucano no significa la canonización de una raza, ni de un pueblo. Leí la breve biografía del beato que se publica en el sitio oficial de la beatificación y de su lectura que de todas maneras juzgo provechosa, me queda un sabor amargo. Siempre está aludiendo al joven mapuche, a que nunca se olvidaba de su gente, etc.. Lo primero que se me ocurre es que Ceferino más que mapuche es auténticamente argentino, producto de un mestizaje no sólo racial sino cultural. El hecho, varias veces resaltado en la biografía, de que se acordara de "su gente" no habla más que de sus virtudes naturales (piedad patríotica) elevadas por la gracia. No significa que los indígenas sean más patriotas ni mejores hijos que los blancos, como si esa virtud le viniera de su raza y no de su buena naturaleza y, sobre todo, de su Fe. En todo caso, se ve que Ceferino no sólo se acordaba de su gente, sino también de sus amigos y superiores a los que también les escribía desde Italia, fruto de su exquisita caridad. Frente a la pretensión indigenista de apropiarse de la figura de Ceferino hay que tener en cuenta que si llegó a los altares es precisamente porque hizo suya la religión católica traída por España a estas tierras americanas y vivió ejemplar y heroicamente las virtudes predicadas por esa Fe, sin que sea legítimo traspolar sus virtudes al pueblo del que provenía, así lisa y llanamente. Con seguridad Ceferino sería deudor (por partida doble) de la herencia de sus razas, como sucede con todos, pero eso no pone un halo de virtud y bondad natural sobre todos sus compatriotas (sean argentinos o mapuches). No conozco ningún mapuche, pero apostaría mis dos manos a que así como hay arios indo europeos que son unos cretinos, también debe haber alguno mapuche. Como dije, me parece que por sobre todas las cosas era católico, luego argentino y por último medio indígena y esto último puede jugar en su provecho (por las dificultades que habrá tenido que superar) pero de ninguna manera a la inversa.
Por último, ruego a Dios que el futuro Beato Ceferino Namuncurá Burgos sea motivo de unión de todos los argentinos y su beatificación no sea ocasión para que se aliente un falso indigenismo.

3 Comments:

Blogger La Espada y la Cruz said...

ARGENTINA: TRIBU DE SALVAJES.
Lamentablemente, no me equivoqué demasiado, y ello no me agrada en lo más mínimo. Si pudiera, creo que hasta el Beato Ceferino se entristecería. Según surge de la simbología de la ceremonia Ceferino no es sólo un beato de la Iglesia Católica y por lo tanto "universal", sino que es un "santo mundial" (¿qué significa esto? ¿Santo del Mundo?) en palabras del propio "Nº 2" del Vaticano. Además, antes que católico es mapuche, razón que justificaría que un hato de salvajes animistas blandiera sus fetiches alrededor del altar del Único Sacrificio Verdadero, en señal de que Ceferino es un "santo indio" (vaya uno a saber en qué consisten las virtudes heroicas mapuches...). Sincretismos más o menos,la hora de la comunión fue un ejemplo de communicatio in sacris, donde los jefes tribales (¿todavía hay tal cosa en argentina?) se acercaron a recibir lo que asumo ellos considerarán según creencias ancestrales, a lo sumo, como el pan fruto de la tierra y del trabajo del hombre...y me ahorro el comentario. Ni qué hablar de la fiesta folklórica que fue el acompañamiento musical de la misa...Sólo faltaron los indios Tacunau !!!. Bien a tono con la idea papal de la liturgia católica ¿o me equivoco?. Para no desentonar con la habitual costumbre estuvo el comentarista oficial en off que con su atronadora voz nos martillaba el cerebro con consignas propias de un jardín de infantes (como decía Gambra, sordo debe ser su Dios, o no los quiere oír).
La idea que quiero transmitir es que no se puede mescolancear todo. Ceferino es un Beato de la Iglesia y por lo tanto debe haber tenido la virtud de la Fe en grado eminente, lo que exige que en su vida repudiara la religión paterna por ser una fábula diabólica, ya que nuestro Dios es un dios celoso y no tolera compartir su altar con idolos de barro. De lo contrario tenemos que creer que en la Iglesia hay lugar para todo y que la religión católica no se pretende como la única verdadera y entonces está dispuesta a predicar un credo abierto a las experiencias religiosas de la humanidad (produzcan o no frutos de civilización más o menos lograda como el paganismo greco romano, o den muestras de un salvajismo casi animal como el de la mayoría de nuestras tribus autóctonas privadas durante siglos no sólo de la luz de la revelación, sino incluso de las obras que señalan la posesión "en acto" de las luces de la razón).
Esa Iglesia, a la que Ceferino pertenece (en su faz triunfante) tiene una tradición bimilenaria que Ceferino debe haber respetado y que ninguna pseudo e impropia "inculturación" doctrinal o litúrgica tiene el derecho de deshacer de un plumazo.
La conclusión, si creemos que la cuestión de fondo toca los cimientos de nuestra Fe y por lo tanto los de la indefectibilidad de la Iglesia, es que la mayor parte de lo que vimos no es católico y más bien constituyó un grave escándalo al permitir un sincretismo que atenta contra el primer mandamiento y por lo tanto debería ser condignamente castigado por las autoridades eclesiásticas competentes. Pero, qué ingenuo de mi !!! Si allí estaban el Nº 1 de la Iglesia "de" Argentina y el Nº 2 de la Iglesia Romana, ¿quién los pondrá en su lugar? San Pedro, ruega por nosotros. Beato Ceferino, alcánzales el perdón de Dios.

1:11 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

¿No llego mi comentario anterior?

11:24 a.m.  
Blogger La Espada y la Cruz said...

No.

12:27 p.m.  

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