5.12.06

DE NUEVO MONSEÑOR AGUER...Y NO HAY MUCHOS MÁS

AICA Documentos - Monseñor Héctor Aguer

RECUPERAR EL SENTIDO DE LA VERDAD

Reflexión del arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer en el programa “Claves para un mundo mejor”, en su emisión del sábado 2 de diciembre de 2006

Recuerdan que muchas veces hemos hablado, en estas conversaciones televisivas de los sábados, acerca del problema fundamental de la cultura contemporánea que es la indiferencia por la verdad, o el relativismo. Es decir, el descenso del orden de la verdad al campo contingente y variable de las opiniones: “Yo tengo mi verdad, tú tienes tú verdad”, suele decirse.

El Papa Benedicto XVI, y ya antes Juan Pablo II, han hablado muchas veces acerca de este problema cultural característico de nuestro tiempo; hoy quisiera mostrar que, en realidad, la indiferencia para con la verdad, y la difusión de opiniones las más variadas y extravagantes ha invadido también el ámbito de la fe.

Podríamos decir que en el ámbito de la fe y de la transmisión de la fe, que es algo esencial en la misión de la Iglesia, se ha dado también una especie de descenso o de caída: de la verdad a la emoción, al sentimiento o a la opinión. Basta registrar la evolución de la catequesis en las últimas décadas para advertir que se ha ido vaciando de contenidos doctrinales. Ha habido notables mejoras en el aspecto metodológico, pero un vaciamiento de contenidos. Se ha filtrado la idea de que la fe es ante todo una emoción, una vivencia, un sentimiento, pero no la firme convicción en la verdad de la Revelación Divina.

Sin duda, la fe es una adhesión personal a Dios por medio de Cristo Nuestro Salvador, el Gran Revelador del Padre, pero Cristo es el Logos, el Verbo de Dios, la Palabra de Dios y, la verdad de la fe que Cristo nos ha transmitido se articula en un cuerpo doctrinal, el que la Iglesia ha venido desarrollando y enseñando a lo largo de los siglos. Ese es el contenido de nuestra fe.

Esa verdad de la fe la tenemos expuesta en el Catecismo de la Iglesia Católica, y sintetizada en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.

Muchas veces la catequesis se empantana en el plano de la afectividad, de la emoción, del sentimiento y se evapora el conocimiento de los misterios de la fe. Cuando se les pregunta a los niños “¿quién es Dios?” suelen responder: “Es mi Padre” y si la pregunta es: “¿Quién es Jesús?” rápidamente dicen: “Es mi amigo”. Pero no pasan de allí. Si aprenden a recitar el Credo, no saben qué están diciendo.

“Hay algo peor en todo esto y es que muchas opiniones teológicas discutibles, y aun claramente erróneas, o interpretaciones exegéticas de la Biblia que pulverizan la Palabra de Dios y que son obra de personajes muy conocidos, de teólogos renombrados, de escritores cuyos libros se ponen de moda, bajan luego mediante la catequesis o la predicación y llegan a confundir al pueblo cristiano, de manera tal que la cabeza de muchos católicos es, hoy día, un almacén de ideas raras en el que falta la clara, serena y gozosa convicción acerca de la verdad de nuestra fe.

Me parece importante, y de máxima urgencia, recuperar el nivel de conocimiento que es propio de la fe. La fe no es sólo una adhesión personal a Cristo que procede de nuestra voluntad movida por la gracia divina, sino también iluminación de nuestra inteligencia que afirma con convicción la verdad revelada por Dios.

Para que la fe arraigue más hondamente en nuestro espíritu es preciso escuchar (o leer) con mayor atención, amor y confianza la Palabra de Dios, seguir con fidelidad lo que nos enseña el Magisterio de la Iglesia, estudiar el Catecismo de la Iglesia Católica.

Tenemos que recuperar el sentido de la verdad. Si este sentido de la verdad no impregna nuestra psicología, si no llena de gozo nuestra vida, ¿cómo podremos dar testimonio de la verdad ante un mundo que descree de ella?

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata

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7 Comments:

Blogger Muret said...

Impresionante, Beltrán. No había oído estas palabras de Aguer, y aunque estamos acostumbrados a que diga verdades como puños, y consuela, no podemos dejar de ver el contraste con sus colegas.
BXVI sin duda alguna sabía perfectamnte que la audiencia de su discurso en Rastenburg era bastante más amplia que aquella que lleva turbante y que hizo tanto ruido.
A mi juicio, faltaría que aquellos que enseñan doctrina puedan acercarse a esa simpatía subjetiva ignorante y perezosa que tanto exigen los que tienen hambre y sed de Dios. Parece un contrasentido, ya sé, pero Sheed advertía que la imaginación suele ser una forma de evitar ejercitar la inteligencia.
Creo que la imaginación es la única actividad en la que usamos la materia gris.
¿Método?. Puede ser, las mentes acostumbradas al PlayStation deben ser tratadas de otra forma, o por lo menos, de una forma distinta a como se venía haciendo hasta ahora.
Hay mucho que aprender de la forma en que la Iglesia bautizó y convirtió a pueblos y cultura diferentes, sin perder nunca la ortodoxia y la Verdad.
Para empezar, Aguer da en la tecla. Después tenemos que, con el ejemplo, hacer la doctrina amable para los demás.
Saludos y gracias

6:40 p.m.  
Blogger Tito... said...

Beltrán:

Excusando (algo tarde) al señor Francisco S. Larguía, tengo que confesarte que la primera vez que leí tu firma, la interpreté justamente como María Fos Beltrán. Andá a saber por qué.

Saludos!

12:16 a.m.  
Blogger La Espada y la Cruz said...

Muret: como siempre, excelente lo tuyo. Por desgracia, a nosotros sólo nos llega lo malo del resto del mundo. Lo bueno, si llega, viene filtrado por la intelligentzia progresista. Hace poco un obispo le dijo a un sacerdote amigo que la Iglesia en Argentina es una iglesia "nacional", que responde a Bergoglio. En uno de mis primeros posts, reproduje y comenté una entrevista hecha por Raymonda Arroyo (de EWTN) al entonces Cardenal Ratzinger, dónde el futuro Papa decía (si no me equivoco en el 2003) que la Iglesia vivía un cisma de facto...a juzgar por el caso que desde hace largos años se hace en la Argentina de las enseñanzas y órdenes de Roma, se ve que muy mal rumbeado no andaba.
Tito: Siempre tan constructivo lo tuyo...Veo que leíste mis diatribas con Larguía. Él ya pidió públicas disculpas, así que para mi no viene al caso volver sobre eso. El habitual error sobre mi nombre tiene dos causas, a saber: 1º) y más excusable: el nombre Beltrán, también es apellido. 2º) la ignorancia de mis interlocutores, que desconocen que el uso del segundo nombre "María" en los varones es para honrar a la Virgen Santísima. Me ha ocurrido encontrarme con gente que al leer mi documento o tarjeta de crédito o lo que fuera, me lo han devuelto diciéndome que debía tratarse de un error. ¿No saben leer de izquierda a derecha?. Lo más loco que me pasó es aparecer en el padrón electoral femenino, lo que obviamente me excusa de votar. Beneficio al que no pienso renunciar.

12:26 p.m.  
Blogger Muret said...

Pucha, me perdí la diatriba con Larguía. No sé donde se dió. ¿La puedo leer, y donde?
A mi hijo también lo bauticé como María de segundo nombre y ahora que veo esto espero que no tenga que sufrir la discriminación de Beltrán. Y si sufre por esto, espero que por lo menos se ahorre varios años en el Purgatorio, je..
Saludos

2:37 p.m.  
Blogger La Espada y la Cruz said...

Nada...una pavada. Que Larguía en una página del club Champagnat http://www.la16.com.ar/General%20Pacheco.htm, se la agarró infantilmente con un antepasado mío, el General Pacheco, y resulta que le hice un reproche y corrección, que es justo admitir se tomó con altura.

4:11 p.m.  
Blogger Jesús Sanz Rioja said...

Muy claro y acertado el discurso. En España nuestros obispos están empezando a hablar con la misma claridad.

9:16 a.m.  
Blogger ThePublican said...

Beltran,

Mas alla de lo ridiculo de Larguia (porque los comentarios son de retardado mental... no hay otra manera de expresarlo; no son graciosos ni inteligentes) y las excusas (que miles de chicos leyeron algo por los comentarios infantiles!), me hiciste reir con el comentario final. Me imagino el porque hubo silencio a partir de alli... Nada que ver tiene esto con tu post en este blog pero bueh, me pico la curiosidad como a Muret.

Saludos,

8:55 p.m.  

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