EL PERONISMO, ESA INCONGNITA EN CONSTANTE REPETICION

Tampoco asombra, por la calaña de gente involucrada, que pretendan solucionar sus rencillas internas a las trompadas, palos y tiros, ya que es un método que podemos llamar tradicional (al menos desde Ezeiza en adelante) entre los adeptos del que, en las buenas casas de familia, era llamado "el Tirano". Lo que si llama la atención es que después de tantas décadas de infame mentira (la primera de ellas es que existe un ideario peronista, inaugurada por el propio Perón), que dieron lugar a que se autoproclamaran peronistas tanto Menem, como Duhalde y ahora Kirchner, se conserve en parte del pueblo esa irracional devoción al coronel autoascendido a general, que tan variadas como contrapuestas políticas supiera inspirar.
En cuanto al traslado de sus restos a "la quinta" de San Vicente, es curioso que la mayoría de los asistentes al acto no pasaban de los 40 años, con lo que podemos concluir que ni siquiera conocieron de primera mano las épocas de pseudo bonanza del fundador del movimiento, sino sus últimos coletazos instigadores de la violencia. ¿Entonces de dónde les viene esa súbita veneración por las putrefactas reliquias de Perón? Se me ocurre que la masa que acompañaba sus restos el día de ayer no era ni tan multitudinaria ni tan espontáneamente devota. De un tiempo a esta parte, incluso el peronismo ha perdido esa mística de antaño y es en parte culpable de ello, ya que el sistema partidocrático-bipartidista ha terminado por extenuar hasta el aniquilamiento la antigua pasión política del pueblo argentino. Hoy en día no hay movilización popular sin un oscuro, pero no por ello menos conocido, sistema de financiamiento. El gobierno de turno es maestro en arrear, punteros y planes "trabajar" mediante, a los mercenarios manifestantes y sus familias. ¿Quién no ha visto la repetida escena en algún vagón de tren del conurbano bonaerense, del puntero tomando lista de los asistentes a tal o cual manifestación?

Ayer no se vio una manifestación popular. Se vió una puja de facciones del poder sindical peronista, convenientemente silenciadas en los noventa y ahora redivivas, que no es más que un anticipo de lo que será la lucha electoral que se avecina. El presidente quiere, obviamente, dar muestras simbólicas (casi diría litúrgicas) de lealtad peronista, para adueñarse de la imagen de Perón, a fin de garantizarse los votos de la parte más importante del electorado. Claro, después del suicidio radical, sus únicos serios adversarios podrían aparecer dentro de las divididas filas del peronismo. En ese caso, como el religioso peronista adhiere ciegamente a sus íconos, quien porte el estandarte con la efigie de Perón y Evita, será un seguro vencedor. La presencia del sindicalismo camionero del pactista moyano, debía asegurar la apropiación del acto para Kirchner, bocado difícil de digerir para quien fue su mentor, Duhalde, a quien se dice responde el sindicalismo constructor. En esta ocasión K se perdió la oportunidad, el entorno presidencial le habría aconsejado no asistir al acto en ese clima de violencia, y claro está que el autoproclamado valiente guerrillero, aunque sólo fuera un cadete de la organización montoneril hoy en el poder, no desoyó ese consejo. La batalla campal era previsible, ya que los miembros responden a la cabeza.
Ahora bien, ¿a quién sirve ese triste espectáculo? Creo que al gobierno, en principio no lo favorece en la medida que algunos de sus personajes, personeros y adláteres quedaron públicamente expuestos. Y digo en principio ya que puede favorecerlo para incriminar como desestabilizadores a sus opositores. En ese sentido no faltó el setentista (como el diputado Kunkel) que atribuyó el origen de los desmanes a quienes "tienen secuestrado al albañil López"; buscando siempre reavivar el fueguito del odio subversivo. Tampoco se puede descartar que esto sea un mensaje para los disidentes del peronismo K (en un abanico que va desde Menem a Lavagna) de aquello en lo que puede convertirse la campaña presidencial de cara al 2007: "O yo o la guerra civil".
Mientras tanto los demás protagonistas del sistema se hunden en una silenciosa complicidad: el poder legislativo hiberna en un letargo al que nada lo sobresalta, el poder judicial sigue en una deriva servil al poder de turno, los medios de prensa son como perros mudos, que no muerden la mano que les da de comer, la Iglesia se abaja al barro politiquero, ¿la gente?, mientras haya pan y circo, bien gracias, después de todo con echar un papelito en una urna cada cuatro años...estamos en democracia, y como demostró (¿?)Alfonsín con ella se come, se educa, se cura.
8 Comments:
Difícil ver una manifestación popular peronista, ¿huba una alguna vez?. Todas van por el choripan, guiados por punteros, electrodomésticos (no, eso es para votar), promesas de todas clases etcétera. No veo esto muy parecido a Ezeiza porque en este caso está más diluída la diferencia entre "ortodoxos" y "zurdos". Será que el tiempo diluyó las ideologías y desnudó lo que estaba atrás de ellas: el poder. O la guita. Hoy es rentable ser "progre" y derechohumanista, y la renta se reparte cerca del palco oficial.
Triste continuose del empezose de de hace 50 años, como diría Mafalda.
Lo más positivo de esa jornada fue que en el rating le ganó a Bailando por un sueño.
Hasta el próximo entierro.
Coincido con Uds. en muchos temas, pero en éste no. Decididamente no. No veo su autoridad para emitir semejante juicio sobre un fenómeno político y social que congrega a una multitud de hombres y mujeres sencillos, que todavía rezan el Padrenuestro como antes y conservan tradiciones olvidadas por tantos "bien pensantes" en nuestros días. No es admisible que se confunda a esa gente con los innobles caudillejos que disputan a tiros espacios de poder o prebendas del gobierno de turno.
Me pregunto si, a la luz de tantas reyertas, algunas muy violentas, uds. se atreverían a juzgar a la Iglesia como "incorregiblemente deshonesta". Claro que no. Entonces, ¿porqué ofender a tantos católicos que adhieren a esa corriente política, muchos de los cuales, equivocados o no, tontos o no (como quien esto escribe), frecuentan la Misa de siempre y reciben los mismos Sacramentos que uds.?
Estimado comentarista anónimo:
No hay ningún ánimo ofensivo en nuestra nota y creo poder decir que tampoco lo hay en el comentario de Muret. Sí hay un estilo mordaz, periodístico y por supuesto crítico, no emitido desde ninguna particular autoridad, más que la de la opinión, ya que en la materia no hay ninguna definición dogmática que vincule la conciencia. Sin embargo, en su crítica no veo la conexión lógica (aunque más no fuera la de "contrariedad") que existiría entre nuestra opinión y la crítica que le hace. En primer lugar nunca negamos el carácter convocante de la figura de Perón, sino que simplemente nos permitimos dudar de la espontaneidad y devoción de los asistentes al acto, ya que cotidianamente vemos sobradas pruebas de adhesión pagada o sobornada, instaurada en la praxis política argentina de mediados del siglo XX en adelante (pan dulces y sidras mediante) precisamente por el propio inspirador del movimiento, de quien figuras como Luder, Herminio Iglesias, Menem, Duhalde, Kirchner (todos surgidos del seno del movimiento) se proclamaron sucesivamente émulos, sin siquiera pestañar.
Por lo demás, no confundimos ni juzgamos por igual a los asitentes al acto (fueran simple relleno o responsables de la gresca),y a cada cual destinamos nuestros bien diferenciados juicios.
En cuanto a la comparación entre la Iglesia y el Partido justicialista, sólo puede provenir de una grave confusión entre el carácter sobrenatural y necesario de una y el carácter natural (o anti-natural) y contingente, del otro. De los hombres de Iglesia pueden hacerse muchos juicios (intelectuales, morales, canónicos, etc.) e incluso se puede ver en los hombres de Iglesia la repetición de muchas miserias en sucesivas épocas de la historia, pero ninguna de ellas se puede atribuir a la Iglesia en sí (esto es de elemental catecismo) pues la Iglesia es Santa.
¿El PJ es santo? ¿su doctrina, si es que la tiene, puede atribuirse el nombre de cristiana? Creo que NO, por eso le pido no confundir los planos de enfoque: los católicos debemos adherir a la doctrina católica (que es lo esencial), lo demás es opinable y por tal depende de las conclusiones que cada uno siguiendo honestamente su conciencia y la recta razón y sin contradecir la doctrina católica, estime apropiado o conveniente para la vida política.
Ud. parece atribuirle a la devoción que la "multitud de hombres y mujeres sencillos" sienten por Perón y Evita y el Movimiento un carácter casi místico o religioso que no tienen. Admitiría la réplica si yo estuviera criticando la devoción que los trabajadores tienen por San Cayetano. Si así fuera, yo sería merecedor de repudio, pero no es así.
En el caso lo que interesa es mi opinión sobre el movimiento peronista y no si más o menos católicos de misa y comunión diaria adhieren o no a ese movimiento. Allá ellos con su conciencia. Yo me limito a opinar sobre lo opinable y a veces sobre lo evidente. Entre las cosas evidentes hay una muy clara para mi: El movimiento justicialista no tiene una doctrina dogmática irreformable, sino un pensamiento ideológico voluble, maleable, adaptable a cualquier situación y al servicio de quien tenga en el momento oportuno los resortes de poder en el partido (Perón, Evita, López Rega, Isabel, Luder, Herminio, Menem, Duhalde o Kirchner, da igual). Por eso, independientemente de que haya gente honesta y de buenísimas intenciones en sus filas es obvio que no son quienes dirigen los destinos del movimiento ni tienen los resortes del poder, ni definen cuál es la doctrina ni la línea; por eso digo y sostengo parafraseando y precisando a Borges(en uno de sus escasos intervalos de lucidez), que el Partido es incorregiblemente deshonesto, porque quienes hacen del partido lo que es, lo son, sin que les importe que haya dentro sus filas de sus seguidores gente honesta y trabajadora. Si entre ellos hay gente de misa diaria (sea tradicional o novus ordo, para el caso da lo mismo), que obnubilada por la ideología no puede verlo, no puedo hacer más que lo que hago para tratar de remediarlo: mostrar la verdad del peronismo, a ver si pueden verla y apartarse de él.
Yo también adhiero a la máxima Agustiniana: En lo esencial, unidad. En lo opinable, libertad. En todo, caridad. Pero creo que esa caridad bien entendida también persigue hacer que el que está en el error, vea la verdad. Y a veces la pasió política se convierte en algo muy próximo a la idolatría (que puede llevar a seguir al jefe aún hasta el punto de quemar las Iglesias...), y ahí ya estamos en terreno no tan opinable.Creo que la cuestión del Nacionalismo Católico Peronista está entre esas cuestiones que rozan la barrera ideológico-idolátrica, y por eso mismo quienes se dicen católicos y peronistas a veces parecen querer justificar lo injustificable en la figura de su caudillo. Demostrar ese error era la única finalidad de la nota. a veces no queda otro remedio que hacerlo sin atender a susceptibilidades particulares.
Cordialmente.
Perdón, pero mi comentario fue sarcástico. Si ofende lo siento por el ofendido. El sarcasmo era para la situación que generó la nota. No para las personas (excepto, quizás, "Madonna"). Cualquiera puede ir al entierro de quien quiera, y puede ir de buena fe. Pero los que fueron de buena fe (y a mi juicio equivocados, pero no puedo juzgar corazones así que me limito a señalar el error) no se notaron. La mayoría participó de una gresca monumental que no por ser ridícula es menos grave o vergonzosa. ¿Qué significó esa pelea? Me parece que el blog la analiza muy bien y la pone en contexto.
En cuanto a lo último, me parece que la forma de rezar de la gente que fue al entierro nunca fue tema de discusión y nadie se refirió a ella.
Como diría el General: "La única verdad es la realidad".
Gracias por la aclaración. Coincido, aunque la cita me cause algún cosquilleo propio de mi gorilismo hereditario. Cordiales saludos.
Copio lo que al respecto escribí en en el blog "ROME"
1) Perón no es personaje de mi agrado, más allá de sus aciertos y de su innegable carisma personal. Pudo hacer de la Argentina una Nación fiel a su Tradición, líder de Sudamérica (liderazgo de servicio, no imperialista) y a la vez , rica y justa. Su demagogia y maquiavelismo, más la acción mancomunada de los EE.UU y del gorilismo, lo impidieron. Pero hay que estudiar sus gobiernos y leer sus libros (sobre todo "Doctrina Peronista") para aprender de lo bueno y de lo malo.
2) La interpretación “gorila” que ve en el peronismo la suma de todos los males y en el 45 el comienzo de la decadencia nacional, es simplista, unilateral y falsa.
3) El peromismo como movimiento político excede la figura de Perón y pudo ser el ámbito de reflexión y de acción de todos aquellos preocupados por una Patria justa, libre y soberana (y en parte, con aciertos y errores, lo fue). Para que eso fuera algo serio y en serio, debió tener una marco doctrinal preciso y una conducción ética. Respecto de lo primero, Perón sólo ofreció un difuso cristianismo, que no tuvo incovenientes en permitir toda clase de “peromismos reales” (peronismos nazis, nacionalistas, socialistas, marxistas, etc) y alianzas con los grupos más dispares (masones, comunistas, simples corruptos). En suma, un cambalache. Lo segundo, ya lo dijimos: el fin justifica los medios de Maquiavelo fue el camino elegido. Así nos fue…
4) Hoy, me parece, que el peronismo - como movimiento político - está muerto: no tiene ni la fuerza ni la mística ni los proyectos del 45, ni tan siquiera los de la década del 60. Es como el radicalismo de los años 30, un elemento más de la partidocracia, liderado hoy por el kirchnerismo, que está sirviendo de plataforma para quienes quieren convertir al justicialismo en una suerte de PRI argentino, de ideología progresista e intereses económicos pragmáticos.
5) Entiendo que sigue siendo necesario un espacio de reflexión y acción para pensar y luchar por una Argentina independiente y justa. Y para que, de lo que fueran el Peronismo y otras corrientes nacionales, pueda emerger un nuevo movimiento político, de raigambre católica y federal. Un espacio de reflexión y de acción como lo fueron el nacionalismo y FORJA en la década del 30. Pero debe haber un marco doctrinal para no caer en el cambalache. Ese marco sugiero que sea la Doctrina Social de la Iglesia, tal como la interpreta el Magisterio. Dentro de ese marco puede haber diversas miradas y propuestas “nacionales”, vengan del peronismo, del nacionalismo, del viejo yrigoyenismo, del conservadorimo nacional, del desarrollismo, de la democracia cristiana, del tradicionalismo. Ese marco puede ser una alternativa al progresismo socialdemócrata y al liberalismo individualista. Y puede ofrecer alternativas concretas (en el régimen de representación, en el modelo económico, en el problema de la deuda externa, en la política de derechos humanos, en las relaciones con el Primer Mundo, en la moral pública, en la defensa de nuestra identidad cultural) para la crisis que venimos padeciendo desde hace varias décadas
6) No se entiende el peronismo, como no se entienden el federalismo, el alsinismo o el yrigoyenismo, si no se entiende al pueblo argentino. Eso no implica canonizar todas las costumbres populares, pero tampoco demonizarlas “por decreto”. Y el movimiento que logre poner los cimientos de una restauración genuina de la grandeza nacional, de la justicia social, de la Tradición, de la soberanía y la independencia, será un movimiento popular y caudillista, porque esa es la idiosincracia “política” de la Argentina. Si no queremos que de lo popular se pase al populismo, debemos trabajar por la formación de una clase dirigente capacitada, virtuosa, honesta, patriota y cristiana, que sea como la élite de dicho movimiento
Fernando Romero Moreno
by Fernando Romero Moreno October 22nd, 2006 at 6:58 pm
Estimado Fernando: Gracias por postear la respuesta ésta, que ví en el blog de Rome, pero por varios motivos no quise contestarte allí.
En primer lugar, resuta evidente que sabés del tema, y lo que te plantearé a continuación son dudas que me han llevado a ser "antiperonista", pese a reconocer que nadie sabe bien qué miercoles es el peronismo.
Al punto 1): He visto esto antes y ya es algo así como una especie de vox populi, pero ¿Porqué decís que "Pudo hacer de la Argentina una Nación fiel a su Tradición, líder de Sudamérica"?. Hasta donde yo sé, más allá de ideologías y posturas personales, Perón recibió una Argentina grande, rica, acreedora de los más importantes países del orbe, y se fue dejando una deuda enorme, riqueza dilapidada y una industria con rasgos mongoles. Amén del clientelismo estatal que, a mi juicio, promovió.
A los puntos 2,3,4,y 5: Totalmente de acuerdo.
En cuanto al 6: ¿Qué querés decir? Perdoname, y quizás esté leyendo mal, pero ¿eso implica que estamos condenados al caudillismo?.
Yo no le critico los rasgos caudillistas a Perón. Le critico que los haya usado para enriquecerse personalmente, para tejer una leyenda en torno a sí mismo y Evita, para reducir toda argumentación y actividad política a una pura dialectica simplista del tipo "el que no está conmigo está contra mí".
En resumen, y perdoname si parezco duro, creeme que no es mi intención por favor: ¿Cuáles son los "rasgos buenos" del peronismo?.
Saludos y gracias
Estimado Muret:
No me parece duro el comentario y por ser un tema que excede los alcances de un blog, te contestaré sólo a los puntos que hacés referencia. Descarto que coicidirás conmigo en que en esto hay mucho de conjetural, así que estoy dispuesto a rectificar lo que sea, pero sí, el tema lo tengo estudiado - y vivido, pues conozco en parte al peronismo por dentro, no por ser peronista sino sobre todo por amistades personales (más allá de cierta vinculación marginal con el grupo Béliz en los años 88-89, del que me abrí rápidamente, y de un conocimiento cercano del peronismo santafecino)-. Voy a lo que me decís:
1) Es cierto que la Argentina era un país rico. También es cierto que era un país que no había resuelto cómo salir a la vez con "desarrollo, justicia e independencia económica" del modelo agroexportador: un modelo dependiente, con proteccionismo del Estado a los capitales extranjeros y con desigualdades injustas en las economías regionales y en el reparto equitativo de la riqueza entre toda la población. Perón fue "parte" del intento de salir de ese modelo, mediante una economía proteccionista y de industrialización. Creo que el error fue elegir un modelo de industrialización que afectó gravemente al sector primario de la economía, teniendo a la vez un fuerte componenente estatista. Por eso digo "pudo y no lo hizo". Creo que intentar un proyecto industrializador(teniendo en cuenta las ideas precedentes de un Vicente F. López o un Alejandro Bunge, o las realizaciones de un Mosconi en el área del petróleo) era el camino correcto. Pero debió ser una industrialización que respetara el principio de subsidiariedad, que no ahogara a la "gallina de los huevos de oro" (el campo) y que no despilfarrara en demagogia la riqueza nacional. Te diría que incluso un Estado industrial, subsidiarista y con justicia social pudo ser realizado, como de alguna manera lo hizo Franco en España en los años 60. El problema no estuvo tanto en las ideas sino en el modo concreto - populista - de gobernar. En cuanto al modelo conservador creo que siempre tuvo falencias graves y estaba agotado. Naturalmente te darás cuenta que no coincido con el "reciclaje" de Justo y sí con la crítica nacionalista de los años 30. Perón se hizo eco de esas aspiraciones, pero erró el camino.
2) En cuanto al caudillismo, entiendo que en la cultura argentina e hispanoamericana en general hay una tendencia a gobiernos de mando unipersonal y carismáticos. Eso en sí mismo no es ni bueno ni malo. Es malo si no hay contrapoderes sociales o corporativos que limiten la acción del gobernante, ni límites morales y jurídicos. Pero de suyo es simplemente una tradición cultural. El estudio de la historia argentina me ha enseñado que en general los gobiernos con arraigo popular y caudillos carismáticos han tenido un sentido más hondo del interés nacional que los gobiernos de minorías. Pero cuando una minoría aristocrática (no una oligarquia liberal y mercantil) acompañó gobiernos caudillistas, se evitaron los peligros de la demagogia populista, como sucedió con Rosas. En cambio cuando esa élite faltó, no hubo cómo contener la desviación del caudillismo al cesarismo democrático y a la tiranía. Es lo que pasó con Perón. Un caso intemedio - por su honestidad personal y ausencia de tiranía - es el caso de Yrigoyen. Y en la provincia de Bs. As. , el del conservador Alsina. Caudillos de "buena línea" (criolla, católica, federal) fueron Artigas, Güemes, Estanislao López, Facundo Quiroga, Alejandro Heredia, el Chacho Peñaloza y naturalmente Don Juan Manuel.
3) ¿Cosas buenas que el peronismo le aportó al país?
a) La "nacionalización" del movimiento obrero, alejándolo de las corrientes marxistas, socialistas y anarquistas que lo caracterizaban desde fines del siglo XIX, y una cierta "reparación" (tal vez más emotiva que real) del pueblo criollo, despreciado desde los tiempos de Alberdi, Sarmiento y Mitre.
b) El solidarismo jurídico (convenciones colectivas de trabajo, tribunales laborales, función social de la propiedad, bien de familia, etc), sin desconocer los abusos que se produjeron y ciertos errores que se defendieron como aquel de que "la tierra es para el que la trabaja". Legislación social que puede y debe ser revisada todo lo que se quiera, pero que no nos puede hacer volver a los tiempos en que el trabajo era regulado como una simple locación de servicio o los sindicatos carecían de los más elementales derechos para negociar.
c) Durante más de diez años, el restablecimiento de la enseñanza religiosa en los colegios estatales. Vos me dirás que la ley la hizo el eminente escritor Gustavo Martínez Zuviría y el dato es cierto. Pero no puede olvidarse que Perón la hizo convertir en ley, defendiéndo su necesidad contra sectores laicistas, e incorporando la cuestión como parte de la doctrina peronista (ver el libro "Doctrina Peronista") ni obviar que la Revolución del 43, en la que Hugo Wast participó, fue obra del GOU, en el que Perón era miembro de primera línea.
d)La defensa a través de medidas concretas de gobierno, de nuestra tradición folklórica, de nuestro arraigo en la Hispanidad y en la Latinidad y en general la defensa de una cultura más criolla y menos europeizante.
e)Ciertos aspectos de la reforma constitucional del 49, como la incorporación de una concepción humanista y clásica de la educación, de la familia como institución fundamental de la sociedad, la superación del individualismo del 53, etc. Y tal vez, como algo prudencial y no sin reservas, del discutido art. 40.
f) La creación de los subsidios a los colegios privados.
g) El intento de formar un movimiento político por encima de la partidocracia, fundado en la alianza del Estado, la Iglesia, las Fuerzas Armadas, los Sindicatos y el empresariado nacional.
h) La elaboración de una "doctrina" de difusión popular en buena parte coincidente con los planteos del nacionalismo de los años 30: tradición católica e hispano-criolla, soberanía política, independencia económica, justicia social, federalismo, democracia orgánica, antiliberalismo y antimarxismo, antiimperialismo, hispanoamericanismo. Es decir, la antítesis del modelo liberal que se impuso en 1853 y una alternativa a la vez social, nacional y cristiana al marxismo. Lamentablemente por el maquiavelismo, demagogia y corrupción de Perón eso se quedó a mitad de camino...y la otra mitad fue desandar lo andado al apoyar a los grupos anticlericales y masónicos del 54-55 y al montonerismo y marxismo de los 70, entre otros hechos gravísimos y lamentables.
Y podría seguir, pero tampoco es mi interés hacer una apología del peronismo, cuando creo que también ha qudado clara mi oposición a muchas de sus realizaciones. De todos modos creo que si hoy, en muchos hogares pobres de la Argentina, se honra simultánemante la bandera argentina y la imagen de la Virgen de Luján, eso de alguna manera se lo debemos al peronismo. Fijáte que quienes flamean el trapo rojo o se enorgullecen de EE.UU - y en ambos casos,con claras posturas laicistas - no se reclutan por lo general en esos sectores, sino en las universidades.
Bueno, no sé si lo que escribí aclara u oscurece. Creo que el tema es para todo un libro. En todo caso, me ubico en la línea de aquellos nacionalistas que supieron ver con ecuanimidad al peronismo, a la luz sobre todo de un buen conocimiento de la historia y de la sociología nacional, sin por eso dejar de criticar todo lo criticable, y en la mayoría de los casos apoyando la Revolución Libertadora en la etapa lonardista. Me refiero a hombres como Ernesto Palacio, Vicente D. Sierra, Tomás Casares, Leonardo Castellani, Ramón Doll, Ignacio B. Anzoátegui, Manuel Gálvez, Juan Alfonso Carrizo, Carlos Disandro, Alberto Ezcurra Uriburu, "Pancho" Bosch, Héctor B. Petrocelli, entre otros. De entre ellos no me ubico entre los que se hicieron formalmente peronistas (como Diandro o Bosch) sino en la corriente nacionalista que simplemente evitó el antiperonismo cerril. Naturalmente gorilismo en sentido estricto no hubo nunca en el nacionalismo, ni siquiera en el más antiperonista como pudo ser el representado por Jordán B. Genta
Fernando
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